Sabemos que los alimentos influyen en la salud, en la enfermedad física y emocional.
Durante muchos años, he trabajado en una tendencia gastronómica llamada Mood Food, o comida del buen humor que explica qué alimentos estimulan la producción de neurotransmisores que nos ayudan a levantar el ánimo y a sentirnos mucho mejor.
¿Y por qué es esto posible? Durante muchos años, se realizaron estudios con diferentes grupos de personas a las que se les incluyó de manera recurrente determinados alimentos en su dieta diaria. Los estudios arrojaron que las personas de la muestra, presentaron comportamientos favorables como por ejemplo, mayor concentración, enfoque, capacidad de toma de decisiones y mejor estado de ánimo. Esto se da porque dichos alimentos, activan mediadores cerebrales que nos hacen sentir de mejor humor, aumentando nuestro confort espiritual, mejorando nuestro tono vital promoviendo la autoestima y haciéndonos menos vulnerables al desánimo o a la depresión.
En esta época donde paradójicamente tenemos más acceso a la información que nuestras generaciones anteriores, es donde evidenciamos que el sinnúmero de dietas están más enfocadas en una moda que en el criterio de alimentarnos bien. El consumo de alimentos ultraprocesados nos ha llevado a descalificar a los buenos hábitos alimenticios que antes incluían verduras de todos los colores y un balance entre la proteína y los carbohidratos, es por ello que se habla tanto de la dieta mediterránea; pero en nuestro subconsciente colectivo, hemos llegado a creer que los beneficios de esta dieta solo se pueden obtener si naciste en países como España. Pensar en esto es un grave error porque tenemos todos los recursos y la diversidad para practicarla.
Lo primero es que promovemos desde una edad temprana, un hábito saludable en los niños dado que pueden desarrollar síndromes de obesidad y diabetes en las primeras etapas de la vida. Lo segundo, es que garantizamos los nutrientes adecuados para nuestro metabolismo disminuyendo la posibilidad de desarrollar en la edad adulta enfermedades crónicas, autoinmunes o de orden coronario.
¿Pero cómo puedo desarrollar una dieta mediterránea que incluya todos esos nutrientes y que a su vez me haga sentir mejor?
Es muy sencillo; lo primero que debemos identificar, es que se puede conseguir mejorar nuestro estado de ánimo con las comidas y siempre se debe tener presente, que tanto los alimentos, como los medicamentos, no hacen un efecto inmediato, sino que hay que ser perseverante y acompañar la dieta con estilos de vida saludable, como hacer ejercicio regularmente, alejarse de tóxicos como el alcohol, el tabaco, las drogas, las monodietas y “dietas milagro”
Qué incluye esta dieta?
- Ácidos grasos omega-3, como el pescado azul y las nueces;
- Abundante en vitaminas del grupo B, especialmente en B1 o tiamina, presente en la carne magra, el jamón, los pistachos o las avellanas;
- Rica en B6, presente en las sardinas, lentejas y garbanzos o trigo integral;
- Rica en B9, que está en el hígado de pollo, las espinacas y las judías.
- Vitamina B12, presente en, la pechuga de pollo los huevos y el salmón;
- Es una dieta con altos contenidos de zinc, mineral que actúa como calmante nervioso y que está implicado en los procesos cognitivos y lo encontramos presente en las ostras, jamón, cacao y semillas de calabaza;
- Es muy generosa en magnesio, un antidepresivo natural del que son fuente el cacao, las nueces, el arroz integral, las legumbres y las semillas de girasol.
Existen también otros aliados como las frutas y verduras ricas en fibra porque eliminan el estreñimiento que es una de las fuentes fundamentales del mal humor. También son buenos los cereales integrales y las espinacas crudas.
La pimienta y los ajíes viene muy bien en las comidas porque los picantes tienen una sustancia que se llama capsaicina produciendo una sensación de quemazón que el cerebro malinterpreta pensando que lo están agrediendo y lo que hace es producir una descarga de endorfinas que contrarrestan ese efecto. Así que comer un chile al principio de la comida nos va a producir un inmediato placer.
El aguacate se debería consumir casi a diario. Es un antinflamatorio, lo cual tiene que ver con muchísimos procesos que producen mal humor e irritabilidad. Además, comer piña es la mejor forma de digerir las proteínas animales.
Deberíamos consumir plátano todos los días. Activa la serotonina, relacionada con el placer, el buen humor y el confort espiritual. Además por su alto contenido en potasio, equilibra el exceso de sodio que nos aportan productos manufacturados y enlatados que consumimos habitualmente. Este alimento ayuda en los procesos de hipertensión mejorando también la salud física y mental.
Otro alimento característico es el ajo crudo porque es protector del sistema inmunitario y un excelente bactericida.
El tomate es muy rico en fenilalanina activador de un neurotransmisor cerebral que tiene que ver con el confort y con el ánimo…Si a eso le añades el chorrito de aceite de oliva, disminuye la obstrucción arterial y el flujo sanguíneo será mucho mejor. Así que podemos distribuir el consumo de estos alimentos durante el día y para la media mañana podemos tomar un puñado de frutos secos, especialmente nueces, que tienen ácidos grasos omega 3, o una manzana.
Para la merienda es imprescindible una taza de cacao que nos va a proporcionar teobromina que es una sustancia que activa los neurotransmisores relacionados con el placer. Además, aporta una gran cantidad de magnesio, que es fundamental porque tiene que ver mucho con el funcionamiento general del sistema nervioso. De dos a tres veces por semana deberíamos procurar comer sardina fresca en aceite de oliva. El aceite lo que hace encapsular y proteger los ácidos grasos omega 3 que mantienen en alerta nuestro sistema nervioso y que está presente en el pescado azul. Incluir también ya sea para almorzar o para cenar, pollo o pavo.
By: Lina Ríos Mood Food
Ingeniera de Alimentos
Especialista en Nutrición Funcional y Salud Integrativa.